Amorosísima y tierna Madre mía.
En quien he puesto toda mi confianza no sé con qué voces pedirte,
me alcances del Sagrado Corazón las gracias que solicito.
Yo apuro mi mente y en ella no encuentro frases que interrumpan mi dolor.
He llorado Señora, pero mis lágrimas carecen de elocuencia,
he suplicado mucho, mucho pero mi aliento corrompido en la maldad, tal vez no llegará a tus pies.
María dulce Madre, tú que conoces el lenguaje de tus hijos,
traduce el mío balbuciente y torpe;
aclara mi humilde petición y sé tú quien me interprete para con Jesús:
Dile que no sé hablar, que mi lengua de mortal sólo vierte frases en el idioma de los hombres.
Haz Señora que fije sus divinos ojos en esta alma pobre que expira en el dolor.
Pídele y ruégale que corone mis deseos, que favorezca mis peticiones
y que escuche esta oración en memoria de sus agonías.
Y aunque él nada me conceda ¿Tú me desampararás Madre mía?
¿Quedarán sin ser escuchadas las suplicas que hoy te hago?
En fin Señora, si no encuentro remedio a mis congojas,
tú pediste y no me conviene, que se haga tú santísima voluntad.
Son las amarguras, que por mis culpas merezco. Amén.
Madre de Dios y Madre mía, ruega por mí y por el mundo entero… (3 veces)